miércoles, 6 de mayo de 2015

EL PIANO ORQUESTAL



El piano es uno de los pocos instrumentos que tienen la ventaja de representar, en una puesta en escena individual, una amplia gama de sonoridades similar al registro que una orquesta puede proyectar. Cada instrumento tiene una función clara en la orquesta; por ejemplo, una viola normalmente no puede sobrepasar la sonoridad de un violín, ya que el rol de la primera es resaltar precisamente la melodía principal a través del acompañamiento, mientras que el segundo la mayoría de las veces se desempeña como el instrumento que realiza la melodía principal[1].

Cada instrumento musical tiene una tesitura característica y un timbre especial que le otorga una función concreta, ya sea la de acompañar homofónicamente, la de realizar una melodía principal, o ser parte de determinado bloque armónico. Así mismo, cada parte de la obra, concretamente, cada una de las líneas melódicas y armónicas que hacen parte de ella, confieren al menos una de estas dos funciones a determinados registros del piano.

Es este aspecto el que hace que un pianista deba buscar la sonoridad de cada una de las líneas melódicas y armónicas de cada obra con un justo equilibrio, de la misma manera que un conjunto vocal u orquestal debe buscar la sonoridad que caracteriza a cada bloque instrumental con el fin de lograr una mayor claridad.  En toda obra que se interprete en el piano este concepto de pensamiento orquestal es básico para lograr buenos resultados interpretativos.

Debido a estas complejas texturas presentes en la escritura pianística, muchas obras originales para piano han sido orquestadas, adquiriendo incluso mayor fama en su nueva versión orquestal. Este no fue solo el caso de esta obra, también los Etudes-Tableaux de Rachmaninov orquestados por Respighi; las Variaciones de Brahms sobre un tema de Haydn orquestadas por el mismo compositor; Petrushka de Prokofiev, los últimos tres Estudios Sinfónicos de Schumann orquestados por Tchaikovsky, entre muchas otras obras.




[1] Dart, T. La interpretación de la música. Madrid: Mínimo tránsito. 2002. P.63-67.

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