El nacionalismo es una corriente estilística que toma por objeto de la
representación artística elementos que identifican determinada comunidad. Esta
idea nace a partir de la necesidad de llevar elementos folklóricos al lenguaje
musical académico, propios de la pasión por establecer lazos de hermandad entre
las personas que tienen en común un territorio y por consiguiente una ideología
heredada históricamente.
Colombia, como todos los países, tiene una identidad musical propia que
la distingue de otras culturas. Buscando esta identidad cultural, músicos como
Manuel María Párraga llevaron por primera vez los “Aires neogranadinos” a ser
parte del acervo musical académico durante la primera mitad del
s. XIX.
La tradición de pequeñas obras para piano de corte nacionalista, fue una
tendencia que empezó desde finales del s. XIX y comienzos del XX, con
compositores que habían entrado en contacto con la cultura europea y con la
tradición romántica de la pieza de salón para piano. Si bien en Europa ya había
terminado el romanticismo y se componían ya obras impresionistas,
expresionistas, dodecafonistas, etc., en Colombia, compositores como Manuel
María Párraga, Luis A. Calvo, Adolfo Mejía, Antonio María Valencia y Guillermo
Uribe Holguín eran reconocidos por también por sus piezas nacionalistas, en la
mitad del horizonte delimitado por la música folclórica y la música virtuosa de
salón. Es esta corriente el antecedente directo de compositores postmodernos,
como Jesús A. Rey, quienes además hacen uso de lenguajes como el jazz y la
música atonal.
3.4.1 Jesús Alberto Rey Mariño (Pamplona, 1956 – Bucaramanga, 2009). Jesús Alberto Rey, nace en una familia de músicos comprometida con una
labor social en ciertas regiones del territorio norte-santandereano. Desde muy
temprana edad tuvo una formación académica impartida por su padre, Carlos Julio
Rey músico
bohemio, docente y director orquestal.
Fue la labor docente que impartió en la Banda del Batallón de Pamplona,
la que definitivamente logra formar en el arte que en pocos años hará de él una
persona influyente en la sociedad. Alberto Rey nunca dejó apagar esa llama que
le hacía expresar sus sentimientos con elementos propios de su cultura,
elementos con los cuales se identificaba y le convertían en una utopía que por
largos momentos recreaban las conciencias errantes.
Este mismo fervor fue el que lo inspiró a hacer de la educación musical
un rito purificador de pequeñas y grandes conciencias, a las cuales enseñó a
sentir cada enseñanza con las fibras más íntimas de la conciencia. Esta también
fue la razón por la cual realizó una de las recopilaciones de música popular de
mayor calidad artística y pedagógica en la historia de Colombia, la obra “De negros y blancas en blancas y negras”.
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