EL ARTE MUSICAL COMO REFLEJO DE
LA REALIDAD
Con el fin de otorgar significatividad a la acción contemplativa del espectador
puede ser de gran ayuda una disertación inicial en torno a la labor del artista
como creador y mediador de realidades, de la cual deviene un cierto número de
relaciones que representan así mismo realidades presentes en nuestro entorno y
en la misma naturaleza humana. Esta disertación también tiene el objetivo de
ofrecer los criterios sobre los cuales la música ha sido valorada de distintas
maneras a través de la historia humana, así como también ofrece una respuesta
objetiva a cerca de el papel que ha estado cumpliendo la música erudita en la
sociedad actual.
A lo largo de la historia humana, distintas sociedades le han concedido
un lugar especial a la música debido a los efectos que la música puede llegar
producir a nivel emocional. Esto se debe a que la música, ya sea vocal o
instrumental contiene una propiedad única que la hace distinta de las demás
artes, la cual le confiere una fuerza única para comunicar su contenido. Esta
fuerza radica en tres relaciones cosmológicas:
El sonido y el universo, la música y la conciencia, la música y los
sentimientos.
1. El sonido y el universo. La música nos refleja constantes universales tan solo al contemplar su
unidad elemental: el sonido, objeto de estudio tanto por la física mecánica
fundamentada en las primeras investigaciones científicas de Isaac Newton en el
siglo XVI, como por la reciente física cuántica sustentada por Albert Einstein
a inicios del siglo XX. Estas dos grandes vertientes de la física han concluido
que el sonido es una onda sinusoidal que se propaga tridimensionalmente a
través de un medio elástico como la materia y la atmósfera. Este principio
permite que la onda se transmita entre las moléculas y partículas que hacen
parte del medio elástico creando un efecto dominó de trayectoria infinita;
incluso cuando el sonido se propaga en la atmósfera terrestre éste siempre
saldrá al espacio siguiendo su curso. Aun fuera de la atmósfera sigue
proyectándose dado que el espacio exterior también se encuentra compuesto de
moléculas aunque se encuentren muy separadas. De esta manera encontramos
reflejado en el sonido una constante en el universo: la elasticidad, principio
que nos hace pensar en un cosmos continuo[1].
No obstante, las leyes que se cumplen en el mundo de lo perceptible,
estudiado por la mecánica clásica, no tienen aplicación en el mundo de lo
imperceptible estudiado desde 1920 por la mecánica cuántica. La mínima
expresión de la materia, el Quartz, no se constituye como tal, sino que cambia
su naturaleza espacio-gravitacional por la de hilos de energía vibrante. Esta
observación nos sumerge en la pregunta metafísica: ¿qué somos? Lo que perciben
nuestros sentidos no es una realidad perfecta y absoluta, es por esto que nuestra conciencia llega a concebir el
universo como un holograma decodificado por nuestro cerebro[2].
Inspirado por estas observaciones Pitágoras concibió el concepto de
cosmos como el conjunto de leyes armónicas que rigen el mundo de lo perceptible
propenso a ser decodificado mediante números, de la misma manera que otras civilizaciones antiguas como los sumerios y
babilonios, incluidas las de nuestros ancestros suramericanos, las cuales
también consideraron la música como uno de los ejes centrales de la cosmogonía
y la metafísica de su doctrina religiosa y política[3].
Ahora bien, si el sonido hace parte de las leyes de la naturaleza, ¿de
qué manera la subjetividad de la conciencia humana que controla las emociones
está relacionada con las leyes que constituyen la armonía en el universo?
2. La música y la conciencia. La elaboración de un recital didáctico como el presente requiere un gran
despliegue cognitivo tanto para efectuar los análisis de cada una de las obras
y ofrecer algunos detalles sobre los ideales de la época en que fueron escritas
como para efectuar la interpretación musical de cada una de estas obras. Con el
propósito de resaltar solo los aspectos más importantes de la relación entre
música y conciencia se procede a delimitar el concepto de conciencia: ¿Qué es
la conciencia?, y ¿cuál es su lógica de operación?. La filosofìa y la ciencia
han buscado resolver estos dos interrogantes durante toda su historia.
Actualmente existen varios paradigmas científicos que han estudiado con
suma profundidad el mecanismo en que opera la conciencia. Jean Piaget, el
psicólogo que fundamentó la epistemología genética y la psicología evolutiva,
definió la conciencia como artífice de la realidad que opera mediante un
proceso al cual llamó equilibración. Aunque el objetivo de este discurso no es
profundizar en el objeto de estudio de la epistemología genética la cual tiene
como horizonte el estudio del incremento del conocimiento objetivo partiendo de
su mínima expresión hasta configurar los paradigmas científicos actuales, es
pertinente a esta disertación exponer la idea principal de su teoría sobre la
construcción de la realidad.
En un documental realizado en Ginebra, Suiza, en 1977 el científico
expresó: “El conocimiento no está preformado ni en el objeto ni en el sujeto,
es una continua construcción y reconstrucción de la realidad llevada a cabo por
la consciencia a través de determinadas operaciones lógicas sobre el objeto de
estudio[4].
No está de más saber que algunas de las ideas centrales de este
planteamiento fueron expuestas por el mismo Platón en El Símil de la línea[5],
hacia el año 370 a. C. Así mismo, El mito de la caverna, que se encuentra en la misma obra, es una de
las primeras hipótesis que sustenta la lógica mediante la cual opera la
conciencia. Este mito propone que el hombre, en su sentido más existencialista,
el cual sólo se preocupa por sobreponerse a las exigencias del medio,
difícilmente puede construir estructuras a partir de las representaciones que
dan cuenta de la realidad, puesto que sólo se ocupa de la solución inmediata a
los fenómenos que le afectan.
Desde este punto de vista, todo lo que el hombre hoy ha logrado a nivel
científico, los inconmensurables hallazgos que han dado como resultado el
sistema de vida en el cual estamos inmersos, han sido el resultado de su
constante búsqueda en la naturaleza, la cual le ha provisto en un primer momento
de ideas aisladas. De estas ideas, al ser relacionadas con observaciones que
conllevan procesos sistematizados hacia el objeto de conocimiento, se infieren
conceptos que luego son contrastados, hasta el punto en que la gran cantidad de
esquemas conceptuales develan leyes universales.
Siguiendo con el proceso filosófico de aclaración, el aspecto que
dimensiona la relación de la música con la conciencia radica en el hecho de que
finalmente la música, en su máxima expresión, es el resultado de la observación
autoconsciente ante el sonido del mismo modo que lo es la tecnología. En otras
palabras, de la misma manera que la tecnología y las técnicas de
enseñanza-aprendizaje, como las que sustenta el Constructivismo, han sido el
producto de investigaciones que han perdurado por décadas, así mismo lo fueron
las técnicas interpretativas, compositivas, los materiales y mecanismos que
constituyen los instrumentos musicales, los componentes gramaticales propios
del lenguaje musical que facilitan su aprehensión teórica y las teorías que
facilitan su aprendizaje, entre otros aspectos concernientes a la música.
Ahora bien, todos estos intentos por hacer de la música un lenguaje cada
vez más expresivo han ido configurando estructuras que le otorgan una
semanticidad especial al lenguaje musical. Esta semanticidad, presente en toda
obra musical, se evidencia claramente en la obra Rondo Capriccioso en mi menor, Op. 14 de Felix Mendelssohn. Esta
obra puede representar una razonable estructura narrativa en la cual se
aprecia, en su primera sección, un preámbulo sublime a una situación enérgica
esbozada en el rondó de carácter virtuoso, el cual narra ciertas escenas tanto
dramáticas como líricas las cuales desembocan en un final profundamente dramático.
Este atisbo de semanticidad característico del lenguaje musical fue considerado
por músicos eruditos como Carl Philipp Emmanuel Bach para representar una
razonable estructura narrativa, bien articulada y suficientemente compleja configurando,
de esta manera, una de las formas musicales más elocuentes de la historia de la
música: La sonata.
Esta forma musical, es la primera que encarna una estructura narrativa
muy similar a la novela moderna, en la cual existe una primera exposición del
tema principal de la obra, luego existe un desarrollo para finalmente volver
sobre la primera exposición (reexposición) y ofrecer un final a la historia[6].
Es necesario recordar que los ideales musicales de la famosa Camerata
Fiorentina* en la Italia de finales del s. XVI[7]
también influyeron en la configuración de esta nueva forma musical.
Todas estas connotaciones circundantes a la actividad musical definitivamente
le otorgan a la música un gran contenido cognoscitivo, como de igual manera lo
tienen las matemáticas, el lenguaje, la sociología, etc.
3. La música y los sentimientos. Dimensionada someramente la relación entre la conciencia como
constructora de la realidad y la música, es tiempo de contemplar la relación
entre la música y las sensaciones que experimenta el oyente en la audición de
una obra instrumental.
A lo largo de nuestra existencia podemos notar que nuestra conciencia
buscará equilibrarse de manera inconsciente. Si observamos a los niños, ellos siempre
buscarán participar de un juego en particular, o de una ronda, para hallar
cierto grado de placer, o tan solo unos instantes para imitar el mundo que le
rodea. Èsta es, por cierto, una de las actividades que más le permite reconocer
el papel que cumple en la sociedad, ya que al imitar por ejemplo el rol que
cumple su propia mamá o su papá en el núcleo familiar, está reconociendo como
es él mismo, como se comportaría en otro contexto, además de reflexionar sobre
lo que le haría falta para llegar a ser como otras personas.
De manera similar, el adulto busca espacios como los que brindan los
diferentes estilos de música para hacerlo, ya que una de las características
esenciales del hombre es precisamente identificar su naturaleza humana, sus
virtudes, sus habilidades y debilidades en lo que le rodea[8].
De esta manera, la conciencia busca equilibrarse de manera inconsciente.
Ahora bien, no todo lo que el hombre determine realizar es producto de
una reflexión de su propia conciencia, ya que èsta se encuentra ligada a los
sentimientos, estas respuestas emocionales pueden llegar a silenciarla.
Según Eduard Punset, divulgador científico oficial de las neurociencias
contemporáneas, la conciencia, además de efectuar procesos cognitivos, también
es afectada por una serie de respuestas inconscientes que provienen en gran parte
del sistema nervioso cuando recibe determinado estímulo externo[9].
Toda la información que decodifica nuestro cerebro, a partir de lo que
perciben nuestros sentidos, de manera instantánea tiene una determinada
respuesta emocional originada inconscientemente por nuestro sistema límbico,
que es el encargado de elaborar las respuestas emocionales somáticamente. Cada
sonoridad, ya sea simplemente de tipo interválico o más elaborada como una
progresión melódica o armónica, puede resultarnos en mayor o menor medida
alegre, triste, sublime, equilibrada, desequilibrada, etc. Esto quiere decir
que este sistema es el más afectado en la audición de cierta música
instrumental.
Una de las conclusiones de todo lo que se ha expuesto hasta el momento
sobre esta relación es el hecho de clasificar la música en dos grandes
vertientes: una que satisface en mayor medida nuestras emociones, y otra que la
disfruta más nuestro intelecto. En cualquiera de los dos casos puede llegar a
ocurrir una anhelada pérdida de la conciencia de sí, de la misma manera que la
experimentamos en el juego. Por eso sería absurdo pensar que una persona sienta
el mismo deseo de bailar mientras escucha una sonata clásica que mientras
escucha un instrumental de salsa cubana, por ejemplo.
Una de las investigaciones científicas que comprueban los efectos de la
músca sobre los sentimientos fue realizada en varias mujeres en estado
embarazo. Ellas, desde sus primeros días de gestación debìan acercar a su
vientre reproductores de música erudita tonal. Los resultados se hicieron notar
después de que cada niño cumpliera cinco años de edad: estos niños eran más
atentos y reflexivos que los niños que no lo hicieron[10].
Estos efectos de la música sobre la conducta también habían sido
considerados por los filósofos griegos. Es por esto que en el concepto de
Estado propuesto por Platón se incluye la actividad artística musical,
concebida, más que como una actividad hedonista, como factor esencial en el
desarrollo ético y cognoscitivo del civita (ciudadano), de la cual el estado
debía preocuparse por regular.
El pensamiento de Breton ilustró este dualismo (conciencia-sentimientos)
al referirse al contenido que encierra una obra artística basándose en el
planteamiento de Hegel:
“El objeto de
arte se encuentra en un lugar intermedio entre lo sensible y lo racional, el
objeto de arte es algo de naturaleza espiritual que reviste apariencias
materiales, el arte y la poesía crean en tanto se dirigen a los sentimientos o
a la imaginación un mundo de sombras, de fantasmas, de representaciones
ficticias, y no cabe, basándonos en tal hecho, acusarles de ser impotentes para
producir algo que no sea formas sin contenido”[11].
Este ha sido el foco de discusión que en cada época estilística ha
sufrido grandes sismas en torno a la interpretación del contenido de la música
y seguirá siéndolo en la interpretación externa de cada una de las obras a
interpretar.
[1] Discovery Channel.
Teoria de la relatividad y la mecanica cuantica [video]. 2010. Recuperado el 12
de Juio de 2014. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=tTfGktuJ_5s
[2] Discovery Channel. Teoria
de la relatividad y la mecanica cuantica [video]. 2010. Recuperado el 12 de
Juio de 2014. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=tTfGktuJ_5s
[3] Fubini, E. La estética musical desde la antigüedad hasta
el siglo XX. Madrid: Alianza Música. 2005. P.57
[4] Yale University design
estudio. Piaget explica a Piaget [video]. 2010. Recuperado el 12 de Juio de
2014. Disponible en: http://www.youtube.com/watch?v=NuDjscvqE08
[5] PLATÓN, República,
Libro VI, 504 e - 511 e; Libro VII 514a-517c (Trad. C.Eggers Lan). Madrid,
Gredos, 1992, pp. 326-432.
[6]
Fubini, E. La estética musical desde la antigüedad hasta
el siglo XX. Madrid: Alianza Música. 2005. pp.
258-264
* La Camerata Fiorentina fue
una asociación de literatos, filósofos y músicos que vieron la necesidad de
delimitar los efectos de la poesía y la música cuando actuaban de manera
conjunta en la ópera. Precísamente se inspiraron en los relatos de los antiguos
filósofos griegos en los cuales mencionaban la importancia de que la música
estuviera ligada a la retórica. El resultado de este estudio interdisciplinario
fue una profunda renovación del ideal que concebía la música como subordinada
de la poesía al reunir las dos artes en un mutuo acuerdo, en el cual la música
debía guardar cierta semejanza con los tonos del habla humana cuando quien
habla está bajo la influencia de una emoción en concreto. Fue así como se
originó el nuevo género musical de la época: el melodrama.
[8] Gadamer, H.-G. Estética y hermenéutica. Madrid: Tecnos.
1996. pp 129-136.
[9] Redes, Divulgación y
Cultura. Cuando el cerebro se emociona. Recuperado el 12 de Juio de 2014.
Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=HfmsSll5Zd0
[10] Miranda, Luna; Jone y;
San Martín, Pza. Aproximación antropológica al uso terapéutico de la música en
un grupo de mujeres embarazadas de Bilbao. Eusko Ikaskuntza – Sociedad de
Estudios Vascos. 2011.
[11] Gómez Moreno, Pedro
Pablo. El surrealismo pensamiento del objeto y construcción de mundo. Academia
Superior de Artes de Bogotá (ASAB) ;; Universidad Distrital Francisco José de
Caldas - Bogotá (Colombia). Edición: 1a ed. Editor: Bogotá Fondo de
publicaciones Universidad Distrital Francisco José de Caldas 2004. p.90
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